Los biomarcadores metabólicos no solo predicen riesgo cardiovascular o diabetes: también determinan cómo cicatriza el hueso, cómo responde el sistema inmunitario y qué probabilidad existe de sufrir complicaciones alrededor de un implante.
Un paciente metabólicamente alterado es, en implantología, un paciente de riesgo.
Estos son los vínculos clave:
✅ Glucosa e insulina en ayunas — Sensibilidad a la insulina y cicatrización ósea
Cuando la glucosa y la insulina están dentro del rango funcional, el hueso se regenera mejor y el metabolismo óseo responde de forma predecible.
La hiperinsulinemia y el azúcar elevado generan inflamación silenciosa, peor oxigenación tisular y mayor posibilidad de fracaso temprano del implante.
✅ HbA1c — Riesgo de infección y mala osteointegración
✅ HOMA-IR — El indicador clave en implantología
✅ Triglicéridos + Cociente TG/HDL — Señal temprana de inflamación crónica
✅Circunferencia de cintura — Grasa visceral = peor osteogénesis
La grasa visceral genera citocinas inflamatorias que afectan directamente la calidad ósea.
Cintura elevada → más inflamación → menor estabilidad primaria y secundaria del implante → mayor riesgo de pérdida ósea marginal.
✅ PCR ultrasensible — Inflamación sistémica y riesgo periimplantario
🔥 Conclusión implantólogos
Los implantes no fracasan por azar:
fracasan más en pacientes metabólicamente inflamados.
Estos biomarcadores permiten identificar al paciente de riesgo antes de la cirugía, optimizarlo con suplementos, nutrición o protocolos como OSTEOIMPLANT, y aumentar la tasa de éxito clínico.
