1. Efecto “cocktail” y antagonismo químico
- Mezclar varios ingredientes puede reducir su eficacia o generar reacciones indeseadas. Ejemplo clásico:
- Vitamina C (ácido ascórbico) es inestable con niacinamida o ácidos exfoliantes, lo que reduce su efectividad antioxidante.
- Retinoides + AHA/BHA juntos pueden provocar irritación, sensibilización y disrupción de la barrera cutánea.
2. pH incompatible - Cada principio activo funciona en un rango de pH específico. Al combinar productos con distintos pH (por ejemplo, vitamina C a pH 3 y niacinamida a pH 5-6), se alteran las condiciones de absorción, disminuyendo la eficacia o provocando irritación.
3. Sobrecarga química y sensibilización - El uso excesivo de activos puede inducir dermatitis irritativa o alérgica de contacto, un fenómeno en aumento en cosmética según la American Academy of Dermatology.
4. Disrupción de la microbiota cutánea - Muchos ingredientes (especialmente exfoliantes, alcoholes, tensioactivos) pueden alterar el equilibrio natural de la flora cutánea, lo que predispone a infecciones, brotes de acné o inflamación crónica.
Fundamento científico: - Estudios dermatológicos recientes (p. ej. Cutaneous Toxicology, 2021) muestran que rutinas con más de 6 productos aumentan la incidencia de reacciones adversas en un 23–40%.
- La tendencia “skinimalism” (minimalismo cosmético) está apoyada por publicaciones como Journal of Cosmetic Dermatology, que sugiere que productos multifunción bien formulados son más eficaces y seguros a largo plazo.
- Además, se ha observado que la absorción transepidérmica disminuye cuando se aplican múltiples capas de productos por efecto de saturación o barrera física.
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Conclusión:
Reducir la rutina a un solo producto bien formulado con activos sinérgicos y compatibles químicamente evita interacciones negativas, mejora la adherencia del tratamiento, protege la barrera cutánea y mantiene la eficacia clínica. Esto es especialmente importante en pieles sensibles o pacientes con patologías cutáneas.